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Nuestros menores: Riesgos de la inteligencia artificial (IA) y cómo abordarlos

En la era digital, la inteligencia artificial (IA) se está convirtiendo en una tecnología cada vez más presente en nuestras vidas. Desde los asistentes de voz en nuestros teléfonos inteligentes hasta las recomendaciones de películas en las plataformas de transmisión forman parte ya de nuestras rutinas. 

 Sin embargo, su influencia en los menores es motivo de preocupación.

Al igual que cualquier avance tecnológico, presenta ciertos riesgos y desafíos para los que socialmente nos falta mucho por avanzar y en lo que  formarnos para desarrollar un criterio más crítico y selectivo. 

La IA puede tener un impacto significativo en el desarrollo y bienestar de los niños y adolescentes, ofreciendo oportunidades y beneficios como el acceso a información educativa y entretenimiento interactivo. Pero por otro lado, el uso excesivo o inadecuado de la IA, se ha convertido en una herramienta poderosa que moldea y afecta la vida de la juventud de formas inimaginables. A continuación os presentamos algunos de los riesgos asociados a la inteligencia artificial en menores.

Privacidad y seguridad

Uno de los riesgos clave radica en la recopilación masiva de datos. Las aplicaciones y servicios basados en IA a menudo recopilan información personal, desde preferencias hasta ubicaciones, creando perfiles detallados de los usuarios más jóvenes. Este almacenamiento de datos presenta la amenaza de un mal uso potencial y destaca la importancia de establecer límites claros sobre qué información se comparte.

Una vez que esos datos se procesan, el control y direccionamiento sobre nosotros, y más sobre estas personas que aún están desarrollando su personalidad puede ser impactante y letal. 

La seguridad también está en juego, ya que los ciberdelincuentes buscan explorar posibles vulnerabilidades en sistemas de IA dirigidos a menores. Desde juegos en línea hasta plataformas educativas, los riesgos de violación de datos y acceso no autorizados son reales. 

Dependencia tecnológica

La exposición constante a dispositivos impulsados por inteligencia artificial puede contribuir al aislamiento social y a la disminución del tiempo dedicado a actividades físicas y sociales. Los niños pueden caer en la trampa de preferir la interacción virtual sobre el cara a cara, lo que puede afectar negativamente su desarrollo emocional y habilidades sociales.

Además, la dependencia excesiva de la IA puede tener repercusiones en el rendimiento académico. Utilizando en exceso asistentes virtuales y herramientas de aprendizaje automatizadas, los niños podrían perder oportunidades cruciales, como la resolución independiente de problemas y la creatividad.

Sesgo y discriminación

Aunque la inteligencia artificial se presenta como objetiva, su desarrollo y entretenimiento pueden incorporar inadvertidamente prejuicios que afectan desproporcionadamente a ciertos grupos, planteando preocupaciones éticas y sociales.

Uno de los riesgos más evidentes radica en la educación. Los algoritmos que impulsan plataformas educativas basadas en la IA pueden reflejar y perpetuar estereotipos culturales o de género, influyendo en las oportunidades de aprendizaje de los niños. Es crucial abordar estos sesgos para garantizar que la IA contribuya a un entorno educativo inclusivo y equitativo.

Otro aspecto es la influencia en la autoimagen. La IA puede afectar la percepción que los menores tienen de sí mismos al reflejar y amplificar estereotipos en la publicidad, entretenimiento y redes sociales. Este riesgo destaca la importancia de un diseño ético y una supervisión constante para evitar que la tecnología refuerce nociones negativas y limitantes.

Si esto lo sumamos a las primeras aplicaciones a nivel usuario que estamos viendo en las redes sociales… el  riesgo ya se multiplica. 

Manipulación y adicción

Otro de los riesgos evidentes es la manipulación a través de algoritmos de recomendación. Plataformas y aplicaciones basadas en IA pueden crear burbujas de contenido, exponiendo a niños y adolescentes a información tendenciosa y limitando su perspectiva. Esta manipulación puede afectar la formación de opiniones y contribuir a la polarización, llevando a una comprensión distorsionada del mundo.

Además, la adicción digital es una amenaza real. La IA está diseñada para ser atractiva y envolvente, y los menores, especialmente aquellos en etapas de desarrollo, son particularmente susceptibles a caer en patrones de uso compulsivo. El diseño adictivo de aplicaciones y juegos puede afectar la calidad del sueño, el rendimiento académico y la salud emocional.

Desplazamiento de habilidades

La dependencia excesiva de asistentes virtuales y herramientas de aprendizaje automatizadas podría limitar las oportunidades de los niños para desarrollar habilidades críticas, como el pensamiento analítico, la resolución de problemas y la toma de decisiones propias. 

A considerar también está el impacto en las habilidades sociales y emocionales. La interacción constante con dispositivos electrónicos puede afectar negativamente las habilidades de comunicación y la empatía. Los menores necesitan oportunidades para la interacción humana directa y el desarrollo de habilidades sociales que son fundamentales para su éxito en la vida.

Cómo abordar el uso responsable de IA en menores

Para evitar el uso inadecuado de la IA en menores, es crucial establecer límites de tiempo, supervisar las actividades en línea, fomentar el aprendizaje sobre seguridad cibernética, y promover un equilibrio saludable entre la tecnología y otras actividades. Además, utilizar filtros parentales y participar activamente en la educación digital de los niños puede contribuir a un uso más seguro y responsable de la IA.

Desde compañías internacionales dedicadas a la seguridad informática consideran que, para reducir los riesgos cuando los más pequeños interactúan con los chatbots, es importante explicarles que deben pedir ayuda a sus padres para configurar los ajustes de privacidad.

Con ello, progenitores y tutores deben conocer las Políticas de Privacidad de las aplicaciones para actuar en consecuencia, así como enseñar a los niños los conceptos básicos de seguridad y privacidad online para evitar que compartan información tanto con extraños como con chatbots.

También es relevante emplear una solución de seguridad integral de confianza, así como aplicaciones específicas que facilitan la educación digital e incluyen el bloqueo de sitios web inapropiados.

Por último, los adultos deben enseñar a los niños cuáles son las conversaciones que deben y no deben mantener con bots de este tipo y cuáles son los más apropiados para su edad y sus necesidades.

En nuestro viaje hacia un mundo digital cada vez más impulsado por la inteligencia artificial, es esencial reconocer los riesgos y comprometernos a abordarlos de frente. Proteger a nuestros menores implica una colaboración contínua entre padres, educadores, industria y gobiernos. La innovación tecnológica debe ir de la mano con el desarrollo ético y la seguridad infantil.

 Juntos, podemos construir un futuro digital que nutra, eduque y proteja a nuestros pekechos!

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